Media asta
¡Oh sensación tan extrema!
Es como un regocijo religioso lo que siento en mi,
tan oscuro y dulce,
delicioso.
Justo hoy las personas están de luto,
por tu "lastimosa" partida,
¡Ja! "lastimosa",
ni siquiera te imaginaste cuánto lo había deseado.
Tan excitante se siente verte convertido en cenizas,
es tan dulce el pensamiento de no tenerte,
que mis labios hasta sienten el frío y amigable sabor
de nombrarte por última vez.
La gente te llora,
te hace cartas de amor
y canciones de heroísmo,
¡idólatras!
Yo sé que fuiste un tirano,
un hombre sucio de corazón
que creía que con su mano y su ego podía resolver el hambre,
que con sus músculos podía levantar la tristeza que había afuera,
pero que ni a sabiendas de que yo lo necesitaba,
lo intentó conmigo,
tan asqueroso fuiste
que alumbraste a tu exterior
sacando cada rayo de luz
que había en mi
para distribuirlo entre todos,
excepto conmigo.
¡Oh media asta!
Tal sombra proyecta ahora tu bandera
que desde hoy
hasta el día que yo muera
prometo hacer olvidar tu nombre
de hombre infiel,
de ser ladrón
inútil y traidor.
¡Oh media asta!
Algún día se darán cuenta
que todo el amor que había en mi
hacía ti,
acabó por ser eliminado por tus ganas de olvidarme
a costas de ser un humado alabado, llamado amo y señor.
Cuando fui yo que en primera instancia
te supo subir a tu primer trono
que fue mi corazón,
mi alma
y que tu primera canción
la cantó mi voz.
Comentarios
Publicar un comentario