Hipocresía
Que te llamen lobo solitario algunas veces no es lo mejor que te pueden decir, aún incluso si aciertan en lo que te han dicho, pues en solitario no es como siempre has querido vivir, mas si como lo elegiste.
Es enredado en momentos desear combinar la fabulosa vida que se obtiene de trabajar la mentalidad para uno mismo y la pretención de compartir la conclusión a la que has llegado con alguien más, incluso si ese alguien más no quiere escuchar tus pensamientos. Muchos me entenderán, y sé que lo harán porque viven una vida contraria a la mía, una vida de una ciudad, dónde la población te hace sentir invisible pero si acaso fallaste, sentirás los ojos encima, incluso de aquellos que nunca has conocido y de los cuales jamás sabrás sus nombres, porque ni siquiera tus amigos te harán sentir la presión que la soledad de una ciudad te hizo sentir cuando caminabas por sus calles.
Es como haber asesinado por primera vez, teniendo tu moral digna de un paraíso espiritual sin barreras al entrar, ni peros, ni firmas, sólo un paso limpio y dedicado a la obra de tu vida, pero espera, has de recordar que ya mataste, por primera vez y ahora aunque hayás ocultado el cuerpo y tu vida continuado, donde tu descendencia no conozca quien estuvo entre tus puños; te harán sentir juzgado, como si ellos supieran que fuiste un asesino en serie, un cobarde que quita la vida a quien más lo merece... No lo fuiste, pero así te sentirás de por vida y lo sabés.
Quizá así no me siento yo cuando me llaman "lobo" o "solitario", pero es una sensación similar porque yo lo he vivido, he continuado mi vida luego de haber asesinado a quién nació en vez de mi, aquel que dio pasos en el mundo queriendo cambiarlo y ser un gigante que dormía en sus brazos a aquellos que decía "no puedo". Yo cambié su vida, a cambio de la mía y no me arrepiento, porque la cambié por su propio bien. Le llamaban valiente y aún recuerdo que lo merecía, pues con sus manos tejía futuros merecedores de aplausos, aunque él no lo veía y como no lo hacía, me cansé y decidí acabar con su vida y sus ocultos sufrimientos, decidí que no era merecedor más de llevar en alto su nombre reconocido por la vida y admirado por quienes querían ser como él, coincidimos en que le pertenecería ahora a la muerte, se convertiría en un mártir, un mártir que al día de hoy ya han olvidado y que nadie más recordará porque si no es por mi, su nombre, después de tantos años no volverá a ser escrito en los pensamientos ni siquiera de aquellos que buscaban ser como él. Una vez que decidimos debía morir, ambos también debíamos elegir quién nacería de su muerte, pues justo como la ley universal de la materia, no podíamos crear ni destruir, pues su muerte significaría tan sólo un cambio más, dónde fui yo quien elegió salir a relucir, así que sería yo quien cargaría con el peso de una muerte sobre sus espaldas.
Así que todo cambió, cuando él murió decidí que mi vida sería lo que yo decidiera, sería lo que yo quería ser, o bueno, algo así. Pues nunca elegí estar solo hasta que finalicen mis días, pero tampoco que los finalicen con compañía, porque respeto y admiro de aquellos aque aman a un ser que soporte sus estúpideces y groserías, como también admiro a aquellos que no quieren compartir sus pecados y pensamientos pervertidos con siquiera un ser que creen inferior, como por ejemplo, esa misma pareja, definitivamente sólo estoy y solo me quedaré pues aunque no sea mi querer, una ventaja he de tener sobre todos aquellos que me llaman lobo solitario, y es que cuando camino por las calles de esta vieja ciudad, disfruto aún más el ver como aquellos que también cargan con uno o dos muertos sobre sus pesares, fingen ser contentos ante todos aún conociendo el hecho de que nadie les cree la mentira de que su mayor felicidad es estar acompañados por aquellos que realmente odian.
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