Lagrimas que dan felicidad



Te vi llorar
y debo admitir que me sentí bien.

Debo ser sincera con vos,
hoy haré la excepción, voy a decirte la verdad
y es que me sentí concreta.

Verte llorar mientras caminabas,
mientras el sol aún no retiraba su esplendor,
no fue conmovedor, 
fue realmente apasionante,
saber que antes de nuestra conversación
sabías que lo que vivíamos llegaba a su fin,
me emocionó.

Me sentí feliz,
sentí mi espíritu ser rozado de suaves brisas,
como si fuesen ángeles quienes conmigo reían,
¡oh ángeles que disfrutaban también con el mal ajeno!

Porque nunca fuiste bueno, ni capaz,
nunca una sonrisa mía se debió a tu hombría
mas ahora sí que se debe a tu agonía.

Porque incluso ayer,
aún en nuestro lecho de virtud,
no me sentía complacida por tus cariños y amor,
sin embargo, sí me sentía exhausta,
aburrida de que estuvieras conmigo,
de que no me dieras lo que esperaba,
y no me lo darás nunca, porque no podés.

No podés enseñarme que el camino se acabó,
no pudiste mostrarme como una persona cambia por amor,
ni siquiera lograste decirme quien era yo.

Y aunque fuese tan cambiante,
aunque cada noche te dijese que sí,
queriendo despreciarte, para intentar amarte,
no lo logré,
no pude sentir que eras parte de mí,
ni para mí,
ni nada que tenga que ver ya conmigo.

Fuiste inútil completamente,
A pesar de ser infiel a mí,
de haberlo intentado conociendo a alguien
tan perfecto para la sociedad,
seguía siendo una ilusa al pensar,
que eras algo que debía intentar,
por eso, me siento feliz
feliz de saber
que tus lagrimas ya llegaron,
a pesar de que no hemos tenido la conversación,
a pesar de que aún no te digo,
que nuestra historia va a acabar 

y que nunca tuvo que empezar.

Comentarios

Entradas populares