¿De qué me sirve ser quien soy?

¿De qué me sirve aprender?

¿De qué me sirve tratar de ser mejor persona? 

Si al final siempre parece que estaré solo.

¿De qué me sirve mejorar mi carácter y comportamiento? 

Si al final siempre parece que estaré solo

No logro comprender que tiene la vida hacia mi 

que parece que es experta en quitar alegrías 

e inútil en mantenerlas.

¿De qué me sirve ser tan buena gente? 

Si quien logro amar, no me devuelve su amor de la misma manera.

¿De qué me sirve ser quien soy?

Me admiran pero me rechazan.

Me aman pero no puedo pertenecerles ni me pertenecen.

Sigo siendo nadie tal vez.

Y nadie porque nadie ha logrado estar estable,

o quizá yo no he sabido ser estable.

El problema he de ser yo.

Mi infelicidad, mi oscura tristeza, mi silencio.

Sí, soy yo.

Yo soy el que falla, al equivocarse con las palabras.

Yo soy quien no utiliza el color correcto, y quien no sabe

tirar el dardo ni siquiera cerca de su objetivo.

Soy yo quien debe fallar, porque así escrito debe de estar.

Quizá los cuervos invisibles me ven, y se ríen.

Quizá algún día encuentre la felicidad en las personas

o tal vez ya sea hora de dejar de confiar en que debo confiar en mi

a la hora de escoger a las personas.

No porque ellas son equivocadas, 

sino porque soy el equivocado para ellas.

Porque, ¿De qué sirve?

¿De qué sirve escribir, llorar y sufrir

cuando el ciclo se repite, como repite el glotón su pecado?

¿De qué sirve extrañar, humillarse y maldecir,

cuando la única salida es continuar y seguir siendo humano?

¿De qué me sirve a mi trasladar mis pensamientos a las letras?

¿De qué me sirve ser quien soy?

Qué ni siquiera sé quien soy, ni qué quiero.

No sé cómo funciona mi corazón, o si acaso tengo.

Si bien se siente, lo que siento, lamento me duele,

y sucede que cuando duele, el cerebro sólo piensa

en la negatividad del sentimiento, en lo humano del sufrimiento.

Pero ¿De qué...?

No sirve, no sirvo. No sé servir.

De nada sirve ser quien soy.