Nada

Existe una sensación de riqueza en la absoluta nada. Solemos definir a la nada como la falta de todo, pero no necesariamente esa nada puede ser sin elección; por eso pienso que la nada puede ser algo rico, algo delicioso de experimentar.

No me refiero a la falta de asuntos, a la falta de objetos disponibles. Me refiero a esa sincera elección de la soledad, al vacío limpio y seductorio de vivirnos sin experimentar terceros o terceras intenciones. Porque la nada puede hacernos sentir todo.

Quizá no es algo a lo que todos estemos acostumbrados. Solemos necesitar de alguien o algo, un ser individual o un grupo infrahumano que nos ayude a coexistir. Incluso de mi parte suelo nunca estar solo. Siempre están estos amigos más allá de la humanidad que me aullan al oído los cambios en las fases lunares, algo increíble para la mayoría, supremamente molesto en mis comienzos pero ahora notable y afectuoso para mi ser. Sin embargo, aún así, les pido poder estar solo.

Y no significa que el estar solo sea sinónimo de la nada, lo que significa es que en la soledad puedo concentrarme en la nada, una solemne meditación que me haga alcanzar lo más profundo de mi ser, conocer lo que no existe en mí y saber lo que detesto de mi.

Pero la nada suele serlo todo, como justifiqué antes. En la nada he podido encontrar todo aquello que en mis pequeños pasos, en los pocos años de vida no he logrado. Encontrar el balance perfecto entre el tiempo y el espacio, aunque suelo ser impuntual claro, no es por dedicación es por obligación. La nada me enseñó a corregir mis temores, a dejar de temerle a lo absurdo, me ha hecho sentirme vacío estando al borde de lo que nunca fue ni de cerca mi muerte, como de estar el la cima de lo que nunca ha sido mi éxito. La nada, repito, lo es todo.

No intento filosofar, sólo cuento esta historia que ha sido constante en mi vida, consecuente con mis futuros actos y pasadas declaraciones.

La nada definitivamente colaboró, desde el temor al no saber que comer al temor al no saber que hacer, la nada supo definitivamente definirme y esculpirme.