Dame una sonrisa

Dame una sonrisa,
una que me diga lo que sentiste por mi
y que a la vez me haga razonar sobre lo que fuimos.

Tiene que ser real,
que transmita el odio que sientes por mi
donde la hipocresía se denote,
sé, eres buena para eso.

No es difícil, sé que podés hacerlo.

Porque después de todo fue lo más sensual y real que tuvimos,
el compartir el odio,
después de una jornada contínua de amor,
después de coincidir que eramos felices por un momento,
al siguiente sabíamos que debíamos irrespetar los deseos del otro,
somos buenos para eso,
capaces de idolatrar en el éxtasis
y de desear asesinar en el clímax.

Llámalo asco o decepción,
viene a ser lo mismo,
ser conscientes que el odio nos rodea
y que nuestras almas son tan frágiles,
que si no pudimos destruirlas en el momento
en el que estábamos expuestos,
no será tan fácil deshacernos de ellas
justo cuando nos repugnemos.

Pero bueno,
aún espero la sonrisa,
aunque creo que después de ella volvería al ciclo
de vida o muerte
donde la muerte está tan cerca de tus manos
como de tu sonrisa.

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