Eso que llaman paciencia y amor

Siempre he pensado que es difícil ser quien soy,
es complicado saber que te tengo en un cuarto oscuro,
listo para hacer lo que se me plazca con tu cuerpo.

Nunca te he deseado el mal, pues,
¿para qué lo iba a hacer? Puedo hacértelo cada vez que pueda.

Sin embargo, hoy te odio, aunque seas mi rehén
y cumplas todos mis propósitos, te odio,
por ser feliz con lo que te hago.

Diría que estás ciego,
pero eso sería aceptar que yo también lo estoy.

Diría que ya tus nervios murieron,
pero eso significaría que ya no tengo razones para dañarte.

Y aunque te suelte, no entiendo porque no corriste,
porque no buscaste refugio y aún así, me has abrazado.

Creo que ahora ni siquiera entiendo el concepto de vida,
no entiendo como funciona la mentalidad de todas las personas,
definitivamente perteneces a esas que ruegan por amor o por darlo.

¿Cómo te lo hago entender? ¡No lo necesito!

No es lo mismo escoger a que te escojan.

Estar juntos no sería lo mismo si me escoges, 
porque yo no te escogí,
y si soy yo quien elije, no te gustaría,
aunque pensándolo bien, ni siquiera sé que te gusta.

Es difícil saber quien o qué eres.

No podría describirlo si me lo piden, 
ni siquiera estoy interesado en hacerlo,
porque no tengo una idea de qué representas: 
siendo sincero, 
creo que representas todo eso que no quiero en mi,
todo eso a lo que le huyo porque le temo,
eso que llaman paciencia y amor.

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