Borracho
Un día como cualquier otro
tal vez no tanto así,
pero sí que no tenía oro
era sólo una muestra más del vacío.
Todo había empezado como
de costumbre empezaba
sin ánimos, sin paz ni guerra
no podía preverse nada fuera del combo.
Salir de los aposentos.
Volver a los aposentos.
Cerveza sin pretextos.
Luz sin oscuros retos.
Y tan sólo al último minuto
ella estaba ahí, desnuda
leyendo libre, muda
no se sabe que leía, seguro era duro.
Seguro era de esas que permanecía
con un libro toda su vida
pero hablar no podía, no
no sabía que los demás escucharían.
Me decidí entonces, hablarle.
Así despeinado, disfrutarle.
Una nueva birra y escucharle.
Dispuesto, sin renegarle.
Abrió su boca y era una idiota
insolente al hablar
se creía todo lo que le decía
estoy seguro que lo hacía
Hasta que levantó la vista nuevamente y dijo:
"no quiero tu cuerpo sin sacrificios".
Nunca más la volví a ver.
Si lo encontrase hoy,
no tendría que decirle quien soy.
"Llenate de experiencias y ven a empaparmelas; que de eso te querré yo"
¡Oh aquell desgraciada!
borracho me enseñó
lo que realmente puede el amor.
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